
Las palabras poseen para mí una importancia extrema. Que poseen una vida propia, y, por consiguiente, son mortales, es evidente para cualquiera que no reinvidique un pensamiento definitivo, con pretensiones edificantes. Lo que es mi caso. La temporalidad de las palabras expresa un juego casi poético de muerte y renacimiento: las metaforizaciones sucesivas hacen que una idea crezca y se convierta en algo más que ellas mismas, en una “forma de pensamiento”, pues el lenguaje piensa, nos piensa y piensa por nosotros tanto, por lo menos, como nosotros pensamos a través de él. También ahí existe un intercambio, que puede ser simbólico, entre palabras e ideas.
ENTONCES ME PREGUNTO: Que pasaría entonces cuando nos encontramos frente a un lenguaje que posee mecanismos muy distintos a nuestro lenguaje de origen en las cuales nuestras ideas se han planteado? Estas ya no existirán más o quizás existen en obra forma, ideas buenas quizás también pero otras ideas con una nuevas forma y aplicación o contexto de acción?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario