¡Disculpe señorita, le toca a usted!
En ese momento la joven despertó; tuvo la sensación de que la espera en la
fila había sido eterna, como si ella no hubiera estado ahí.
Efectivamente, no estaba, su mente, ya que su cuerpo cual autómata avanzó como
lo hacen las personas en las grandes filas, como animales, pensaba ella y
pensaba yo hasta ese día en que la ví.
Era la más hermosa criatura del universo que me había alguna vez tocado ver.
Se movia entre la manada con una suavidad y un contorneo que me dejó loco
desde el primer instante.
No debe ser de aquí, pensé. Debe estar de vacaciones por estos lados. ¡Ya sé
eso es! Por eso debe estar en el banco.
Seguramente vino a ver a sus abuelos sin sus padres, a este inmundo pueblo, y
se debe haber gastado todo su dinero, y recurrió a sus ahorros que juntó en
sus trabajos de medio día.
O tal vez, su abuelo, que ya esta muy anciano le pidió que le hiciera unos
depósitos bancarios.
Como fuera, ella estaba ahí, y yo estaba ahí, admirándola.
La tenía que conocer, me propuce, tenía que averiguar quién era y presentarme.
-¡Buenos días! Soy Julio Rosales, su futuro marido.
viernes
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1 comentario:
Simplemente... me encanto
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