El amor que lo cubre todo,
que proteja la rabia que trae el golpe de tu mano, y a mi piel, que se sonroja y brota llagas.
que contenga mis lagrimas de sangre de los surcos de mi boca, que se abren en el encuentro con el suelo.
Y luego al final, me abrazas con la mirada, exigiendo y reclamando obediencia.
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