Compañero, quiero que cuando me mires veas una persona.
Quiero que ni mi sexo, ni mi género, ni mi frecuencia
cardíaca importen más que mis ideas.
No quiero que mis ropas, mis joyas, mi maquillaje o la
ausencia de todo eso nublen tu mirada.
No quiero que mis ojos verdes te recuerden un mar de
turquesa, ni mis curvas las olas que navegas.
No quiero ser el objeto de tus deseos, ni de tus carencias, ni
frustraciones. Ni menos saberlo.
Quiero ser juzgada por mis malas propuestas, mi falta de
eficiencia y apuro de devorarme el mundo.
Quiero construir contigo una agradable conversación o
compartir un sueño común que ayude a nuestro país.
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