
Las manos de la madre Desideria siempre estaban heridas, quebrajadas en todo su ancho y en su largo, como quien ha tomado un cuchillo y lo ha apretado con fuerza. Suponíamos que se debía a los trabajos manuales que realizaban, pero no podíamos saber con exactitud de cuales se trataban, sin embargo si teníamos la certeza que ella los hacia con una entrega descarnada. Dentro del colegio habían muchos lugares misterios y, dejando de lado el cuarto donde estaría encerrada la monja con guagua, el sector donde habitaba la congregación luego de sus funciones diarias era un lugar lleno de actividades intrigantes para mí y para todas. Muchas veces, sentada en la primera fila producto de algún castigo, vi sangrar la yema de sus dedos, y repetidamente le preguntaba porque sangraban. Ella me contestaba que sólo eran por el lavado y el trabajo en el jardín de rosas. Pero yo siempre dudaba, no había visto nunca unas manos así.
De ella se decían muchas cosas, como de todas: que habían huido de los horrores de la segunda guerra mundial, que habían estado casadas, que murieron todos y que se salvaron al meterse a monjas. Además de lo antipáticas que nos podían parecer, debido a su insistencia de querer hacer de cada una de nosotras unas monjas, se planteaba sobre ellas un dudoso y cuestionado "llamado espiritual". Lo que si no estaba en cuestión, al mirar sus manos y con ellas representar su estirpe toda, es que venía de un pueblo que no sólo había sufrido los estragos de la guerra sino que no estaban dispuestos a darse por vencido. Hoy cuando me hablan de Alemania y de los alemanes me recuerdo de ella, de esa mezcla extraña de dureza, determinación y entrega. Ella no se daba por vencido, sabía que yo podía más que ese escuálido 4,1 en su inolvidable y exigente clase de Inglés.
La reportera del pasado
abril 05
2 comentarios:
micro-relato?
ambigua mezcla de recuerdo odioso y cariñoso
de frio misterio y atrayente melancolia
casi un espejo de lo que nunca quisiera llegar a ser pero termine siendo igual porque inevitablemente esta en mi
volver al pasado para expurgar o para soñar?
lo mejor sin duda es que en pocas(y algo toscas) pinceladas, sin historia ni ficcion inecesaria, crea un clima profundo, triste y dulce,
La verdad es que no es un cuento, es más bien una cronica al pasado. La escrí el 2005 y no quice hacele ningún cambio.
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