Como un espejo, utilízame como un reflejo.
Trátame como te tratarías, con la rudeza o suavidad que te acomode. Dejando de lado los resabios de animal dominante.
Mírame a los ojos, respira y háblame. Dime una frase simple, pídeme abrir la puerta. Se directo, sin palabras que lo adorne, y que sobren.
Deja salir la verdad, tus deseos más íntimos, trata de confiar en mi.
Cuéntame si te resulta, si te sientes un igual.
Luego sal a caminar por la calle y evita las miradas de los que son como yo.
Baja la vista, cierra tus oídos a esos susurros extraños que hablan de tu cuerpo.
Controla tus emociones, no sientas rabia ni menos pena. Incluso, acostúmbrate, imagina que es lluvia correr.
Luego busca trabajo y evita ser servicial, o no te verán.
Intenta proponer una idea revolucionaria y luego ve a tu casa a regar las plantas, eso lo haces fenomenal.
Al final del día ponte bonita para mí, sonríe con victoria, y luego recuéstate a mi lado.
Sueña con tus nuevos logros a alcanzar, mientras velas mi dormir.